La historia de todos los borradores que han pasado por mi vida.
Cuando el hombre inventó el lápiz dijo-» Soy un genio, ahora podré plasmar todas las maravillas que piense en un papel. Así, mientras él escribía cosas iba dejando de usar la retentiva; tal como hacemos nosotros hoy día cayendo con wikipedia pues. Con el lápiz, el hombre empezaba a tener errores de ortografía y no tenía como esconder lo bruto que se estaba poniendo hasta que llegó el invento del borrador, el cual desde entonces ha sido el inseparable amigo del lápiz. Nosotros en HeragTV, pensando algunas alelasones nos dimos a la tarea de imaginar la incontable cantidad de borradores que han existido a través del tiempo y así nos interesamos en traerles un glosario de cuánto borrador y tipo de borrador se ha inventado y caído en nuestras manos, borradores de los cuales hablaremos a continuación.
Breve historia de los Borradores.
Cuenta la historia que Kenshin Himura cortaba borradores con su espada con filo. ¿Cómo? En Japón aún no existían los lápices, pero se usaba el pan para borrar errores en los papiros en los que se escribía a pincel. De hecho los japoneses podían literalmente tragarse sus palabras cuando tenían hambre. Más tarde en Inglaterra en el año 1770 un ingeniero llamado Edward Nairne inventó el primer borrador usando caucho de un árbol sudamericano llamado Caoutchouc, para -con mejor excusa- borrar sus errores en papel.
Luego en 1839 todo cambió para mejor cuando el señor Charles Goodyear inventó la rueda de caucho vulcanizado para automóviles y de ese material con que se inventó la llanta o neumático se inventaron al mismo tiempo los primeros borradores. El color rosado en los borradores no fue intencional, sino producto del «Facticio», una sustancia resultante de la combinación del cloruro de azufre con el aceite vegetal y para que arranque papel violentamente le añadieron a la mezcla piedra pómez, sí la misma con que tu mamá se quita los callos de los pies. Así se empezaron a borrar las barbaridad que nuestros ojos nunca vieron sobre papel, ejemplo poemas gallos y cursis de la época. Ahora a recordar los que conocimos.
El borrador de Tinta – El que todos odiamos
Era y sigue siendo símbolo de resignación en la escuela y conformismo en las oficinas del gobierno. No nos extraña que en la retrograda Corea del norte todos sus habitantes aún usen estos borradores. Siendo en doble tono o en rosa el resultado es la misma cosa. A la hora de borrar si te pones muy Hulk borrando te llevas hasta la palabra completa, sílaba por sílaba. Usar salivita nunca ha sido buena idea, porque tu baba se convierte en baba de Alien haciendo del borrador una bestia voraz que traspasa hasta 3 hojas de tu cuaderno. Nunca, pero nunca es ni será recomendable prestárselo por primera vez a un chiquillo de primer grado, porque el resultado es como ver el estrago del paso del huracán Katrina sobre su hoja del ejercicio de matemáticas.
Borradores de lápiz
Si eso de ser un poeta y escribir con pluma de ganzo y andar metiendo y sacando la pluma del tintero como que le cortaba la fluidez y la inspiración a los señores del siglo pasado al escribir sobre el amor, la política o sobre sembrar garbanzos imaginen el nuevo placer para ellos que fué el escribir con lápiz y poder borrar inmediatamente aquella palabra sin «feeling» que estaba dañandoles sus poema o sus discursos de arrastrado político. Un señor llamado Hymen Lipman en 1858 patentó el lápiz con borrador para ahorrarse unos míseros microsegundos por no querer usar el borrador normal en forma de bloque, sí, ese que se agarraba entre los dedos para borrar.
Hasta la carita de congueado le dibujaron.
Lypman creyó ganar su paso a la posteridad con este invento, pero la oficina de patentes cogió sus planos del «lápiz con borrador» y se los echó a la calle pa’ que se los pisaran los caballos. La oficina de patentes alegó que eso era simplemente el pegote de dos inventos por separados, que dejara la viveza, que ni goma usó para crearlo. Lo que debió patentar fue la máquina que hacía los lápices y no el lápiz, así todos los lápices tendrían que inventarse con su máquina. O también pudo haberse inventado un lápiz así.
Para abogados, constructores, carpinteros y chapulines colorados.
El borrador de capuchita
El que inventó este gorro de papa pitufo alivió al fin mi temor a que se me gastase el borrador con que viene el lápiz. Lo raro es que nunca me daba temor de que se me perdiera y era lo que siempre pasaba. Eran buenos para hacer de batutera colocándo uno en cada extremos de un lápiz. El que se acuerda sabe de qué hablo. 🙂
Los Borradores de ojitos
Ya se puso alegre la cosa porque los niños empezaban a amar los borradores. Desde que los comenzaron a fabricar de polivinilo, se hicieron más suaves y delicados con el papel. Con esos ojitos parecen tener vida, tanto que si a mi me tocara reencarnar no me gustaría hacerlo como un borrador de estos. Porque mi vida sería andar con los ojos pelados viendo como me voy haciendo chiquito, y hasta puedo terminar ciego, ya que los chiquillos de porra hasta los ojos me tumbarían de tanto zurrarme contra la banca de la escuela.
Borradores en forma de juguetes.
No es lo mismo agarrar un borrador cuadrado, dibujarle con el bolígrafo rueditas y hombrecitos en las ventanas e imaginar que tienes un bus de juguete y ¡broom, broom, broom! a rodar por la varanda de tu escuela, a que tu borrador sea realmente un juguete. El borrador en forma de juguete era un golpe a nuestra infancia, porque cuando lo empezabas a usar para lo que realmente era te entristecias porque con cada borrada él iba dejando de ser lo que realmente querías que fuese; un simple y pifioso juguete (pregón de la época). ¿Pa’ qué inventan estas vainas que atentan contra los derechos emocionales del niño?
Alegres borradores de colores y olores
La tecnología hizo que inventar borradores de muchos colores fuese posible. Era una época donde todo era blanco y negro como los televisores y borrar «a colores» era una nueva experiencia. Años más adelante nos dejaron con la boca abierta cuando a todo, además de ponerle colores le podían poner olores; a las calcas, a los My little pony, a los cuadernos y…¡A los borradores! De modo que buena parte del tiempo los borradores con olor se la pasaban en mi nariz, y cuando borraba mis metidas de pata, en el papel iba algún moco o pelo pegado. Admito que hasta intenté comerme los borradores para ver si sabían a algo.
Borradores empalados
Mismo estilo Del Conde Vlad o el conde Drácula como en la historia que dice que empalaba a los enemigos en unas varas largas hasta dejarlos morir. Creo que mi inocencia infantil se esfumo hace añales que ando es pensando en comparaciones tan serias que a los niños alegres que usaron estos borradores ni les pasa por la cabeza.
Mmm…estos modelos como que para los niños de hoy día no pegan, pegarían si fueran de Lady Gaga, Miley Cyrus, Katty Perry, Nikki Minah, Keisha o Paris Hilton…pero en la punta, no en el lápiz.
Borrador de Mecanografía
¿Esto era un borrador? Ahora es que me entero. Con él se borraban los errores horrográficos que aparecían en la máquina de escribir cuando apretabas mal una tecla. Abajo les mostramos la foto de una máquina, que aquí hay gente que sabemos que nunca ha visto una.
«Pesaba tanto como dos laptops juntas y cuando se le acababa la tinta con que le rebobinaras el carrete ya le hacías el refill.»
Lápiz borrador, también para mecanografía.
Tampoco sabía que este lápiz era para lo mismo que el de arriba. Por dentro tenía el mismo borrador aquel asesino de hojas de exámenes escolares. Juro no haber visto a un sólo profesor de mecanografía enseñándonos que estos bichos existían. Cuando venían los exámenes de agilidad y rapidez con la máquina de escribir quien tuviese uno hacía trampa, porque ¿Quién no recuerda estos estresantes exámenes contra-reloj que la profe ponía?
Borradores en los lápices mecánicos.
Borraban muy bien. ¿Lo malo? Se acababan muy rápido. Los borradores en los lápices mecánicos Pentel® que aún existen si se te gastaban le abrías el broche de metal, corrías el borrador para afuera y podían durar un poco más. Ya saben el truco…»gratis» en HeragTV.
Borradores Pentel® – Los mejores.
Todo el mundo sabe que son los mejores porque están hechos a base de Polímeros de alto grado. Pero, ¿Qué son polímeros de alto grado?. Los Polímeros siempre han estado presente en los borradores, pero en sí son el resultado de la mezcla de diferentes materiales para definir la consistencia que se necesita para crear un borrador para un uso en especial. Cada época tuvo sus borradores de polímeros, pero a los de esta generación se les dice Hi-polymer porque la cadena molecular de los materiales empleados son más complejas que antes. De ahí que químicamente logren crear borradores más duros o suaves, dependiendo del uso que se les dé.
Los campeones del papel. Son como pañales para los cuadernos…suavecitos.
Y de ahí a los borradores retractables.
Eres normal, si lo primero que hiciste al tener uno fue ponerte en esto: riki-tiki-tiki tiki ti…riki-tiki-tiki tiki ti…riki-tiki-tiki tiki ti… sacando y metiendo el borrador haciendo esa bullita de clave morse y luego había que parar, porque a tu cerebro le tocaba su turno de pensar algo inteligente. Aún lo venden y es bueno para darle a entender al profe que la clase está aburrida o para evitar que uno se coma las uñas.
Si tuviese que decidir entre comprar refill para el cartucho de mi impresora y una caja de refill para borradores Pentel®, la decisión sería unánime, tinta hay en todas partes, ¿pero refill para borrador mecánico? sólo tirando pata pa’l machetazo, la Arrocha, office depot, o Artec para comprar de a vaina un par o dos, porque están carillos los condenaos.
«A la derecha, la PACA para tu borrador mecánico.»
Borrador de acción
Y terminamos con uno de los borradores más efectivos que jamás ha existido. Este a punta de puñetes y trompadas te hackea las neuronas de la memoria que tienes en el hipotálamo y a pura ráfaga de bala te puede borrar hasta el nombre.
Recuerdo que en la película este borrador llegó a borrar hasta cocodrilos. Chau gente…y un consejo no olviden borrar el mal humor de sus vidas que eso si que te hace desaparecer buenas amistades en la vida.