18 de mayo de 2024
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Alguna vez has querido ser animal, juega vivo con las consecuencias


Esta es MANIMAL, la serie de TV de los 80’s donde un man se convertía en pantera, águila, oso, cuervo y meracho. Aquí el laopé era un pipisweet y James Bond que resolvía crimenes por la habilidad que tenía. A él le costaba buco convertirse en animal, tanto mas que unas ganas de cagar, no como a Michael Jackson que se convirtió facilito en pantera en su video de Black and White.
Desde chiquitos amamos ser animales, volar, correr, saltar planear, obtener sus poderes…pero. ¿Ser un animal? ¿Me pregunto si a alguien le encantaría reencarnar y ser uno?
Pero hay una vaina y es que nadie quiere ser animal del lado verdadero, sino del lado fantástico, así como las águilas del señor de los anillos o un lobo de Twilight…mmm..ese no.
Pero volviendo a lo de ser animal, esos bichos tienen una salud y una energía espectacular.
A las fieras se les atribuye poderes de liderazgo y fuerza, a los buhos la sabiduría, a las palomas espiritualidad, etc, y a las ratas de la Asamblea, bueno, ya ustedes saben.

Lo más cerca que hemos estado de esos poderes es con la moda de las cámaras GoPro. Nos hemos remontado en los aires en el lomo de un águila, sobre los caballos en las carreras, junto a los delfines en el caribe, y correr con los Gepardos, pero una cosa es tener la sensación momentánea de serlo y otra serlo.
Ser animal no es fácil, y todas las cosas emocionantes que nos gustan de ellos, la velocidad, la astucia, los reflejos, el ataque, el sortear obstáculos a velocidad y hasta caminar por el agua como los merachos, son facultades especializadas por las que ellos logran sobrevivir y llevarse algo a la boca cada día.

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¿Por qué escribo esta locura?

Porque hoy me desperté metiéndome en los ojos de las serpientes, los peces, las ardillas, y los pericos, por una idea que estaba en mi subconciente de cuando vi al perico de la casa en la jaula, y por mi altruista idea de quererlo liberar y hacerle ver un mundo más amplio cual Nintendo64 con su expansion Pack lo sacaba de la jaula por ratos.

Al pelao lo he visto intentando salirse de alcatraz varias veces.

Para el perico el estar fuera de su jaula puede ser una experiencia alucinante al descubrir que mientras se mueve en libertad le aparecen nuevos paisajes, experimentando nuevos y frescos ángulos, como árboles, ramas y alturas que ni él se las creería.
Eso es lo que llamo ponerse en el pell..las plumas y el delgado pellejo de un ave.

El lado realista de ser animal

Pero si con mi imaginación escogería meterme en el pellejo de cualquier animal o insecto, además tendría que sumarle el medio ambiente del animal e imitaría estar en su habitat con todas las variantes de temperatura, vegetación, sonidos, enemigos y ¡Sorpresa! aceptar ser comida…y Game Over.

Todos sabrosos en un restaurante gourmet.

También  podría ser un pez, que es más básico, sin contar que el fondo del mar no es tan silencioso y dulce como se cree, que tiene un tráfico voraz de otros seres y que no es como cuando vemos Buscando a Nemo, donde se reproduce con gracia la interacción coralina de moluscos, algas, conchas y peces, comportandose como gente alterados por la caricaturezca esquizofrenia humana a la que no pertenecen y que nos hace verlos graciosos.
Ponerse en los ojos de un animal no es tan bonito como parece, Es muy probable que todo animal sea más feliz mientras crece que cuando ya es adulto y se enfrenta a comer o ser comida, y si eres comida siendo pequeño perteneces al «to be or not to be» de desaparecer sin saber que fuiste sólo comida.

Lo focot de ser animal es estar cada día en ese estado de vigilia y atención frente a los depredadores que es un verguero tan estresante que me pregunto si esto lo comprendieron las llamas andinas al decidir vivir masticando hojas de coca o los animales de las llanuras del Kilimanjaro mordiendo y chupando la alucinante fruta de la Amarula recreándose como cholos de jardín interiorano.

Que Rana Dorada ni que Brewstop…Licor del fruto de la Amarula en strike…

Ser un animal de fantasía ¡Cuesta!

Pero ser animal no es tan épico y fantástico como cuando lo eres siendo uno dentro de un videojuegos o en una peli del Señor de los anillos, donde todos los animales cumplen papeles grandiosos sin que pensemos en la tanda de palos y cascotazos que recibieron para ser domesticados y ser usados como arma de defensa o transporte, tal como apaleamos y fatigamos un caballo o un buey para las labores o la guerra. Pero Tolkien lo resuelve diciéndote que la mística sagrada hace que los animales rindan honor a Aragorn y más pelusadas de esas.

Y aquí se ven estos animales de fantasía transfiriendo la rabia de los latigazos y pescozones con que los domesticaron al enemigo.
Ser animal no es tan poético, la magnanimidad de ellos esta en su belleza, en su monstruosidad, en admirar en ellos la fuerza de la que carecemos, que les envidiamos por nuestra fragilidad humana. Por eso nuestra intención de obtener sus poderes, con rituales de sacrificios en cada cultura o civilización adoptando las identidades de animales, en las invocaciones místicas de los magos nórdicos, los shamanes orientales, los brujos amerindios y más burdamente los gobiernos mundiales representados por bestias y actuando como tal… sin excusarse por la animalidad de sus acciones.

Y en vainas de animales, estos lapes sí se gozaron el papel…eran osos, brujos y jugaban a la guerrilla.

La mística de ser animal.

 Los humanos adoptamos muchas apariencias simbólicas de los animales como en los ya mencionados rituales de plumas, cráneos, colmillos, pieles, esqueletos y pócimas para representarnos de forma tribal, lo que nos objeta a pensar que adquirir la personalidad y apariencia de los animales es una involución del espíritu, reducibe a lo místico y desconocido.
O sea que para elevarnos espiritualmente tenemos que unirnos a lo animal. Así como Jesús para trascender tuvo que bajar a la tierra a convertirse en «animal» humano para lograr ser rey. De la misma forma con estas corrientes metafísicas podemos hacer madejas con la conciencia y enganchar lo místico animal con lo futurista espiritual y sacar provecho espiritual de esa asociación, pero para eso sabiduría y creencia. Aquí ni yo entendi lo que dije, pero sí se que dije. Ay Dio.

Ser animal es ser juguete para los humanos.

Tenemos todo el derecho a manipular a los animales (dicen), desde los tiempos bíblicos, desde la prehistoria con el hommo no-sapiens, cuando decidió tomar a los animales y convertirlos en vivienda, en compras de supermercados, y videojuegos, si videojuegos, usándolos como formas de ocio que no es mas que violencia animal, en las plazas de toro, en los juegos de pelea de perros, de gallos, cucarachas y alacranes. Por eso es que hay formas en que no es divertido ser animal.

Pongo esta foto categoría Hello Kitty, para no poner una sangrienta pelea clandestinas de perros rabiosos.

Amamos la animania de las fábulas, los cuentos de los hermanos Grimm, las cómicas de Disney y Hanna Barbera con Cartoon Network y los de cada cereal infantil que nos comemos en un plato de psicodelia de animales que hablan, siempre estan felices y hasta dan su cuerpo en sacrificio como los de las galletas de animalitos. Pero recordémos por qué estamos aquí, para querer ser animales, mas no entretenimiento para otros. Ni ser un pollo feliz diciendo cómeme en el Kamtuqui.

¿Cómo sería ser animal?

Al cabo, ser animal es entretetenido, pero sólo un rato, el mismo rato que tomamos para el ocio y la imaginación, porque no aguantaríamos ni un día entero siendo cualquier animal real, eso sí, nos divertiríamos caminando sobre el agua, corriendo sobre la arena caliente del desierto, traspasaríamos ramas como monos recordando los personajes de naruto, volaríamos distancias como las aves migratorias sintiéndonos como Goku en su nube voladora, y nos creeríamos invencibles madreándonos a golpes como los ciervos de montaña o mordiéndonos como salvajes como los leones marinos.
Pero hay algo curioso, nunca queremos ser animales para herir, dañar o matar a otra persona, para eso pensamos en un palo, un arma, y hasta un auto para atropellar a alguien con zaña e intención.
Lo que nos deja la certeza de que los animales en su mundo de violencia y asesinatos, con sus leyes del más fuerte en la cadena alimenticia viven en un mundo justificado, mas nosotros no, no tenemos excusa como especie para hacernos daño a nuestra propia especie, sino también ser como ellos contra otras especies para de hecho…sobrevivir.
Aun así yo quiero ser un Thundercat, porque me veo pritty, sigo siendo humanoide y me veo poderoso. Pero más allá no…mi zoofilia no da para tanto, sólo para Cheetara.

Para cerrar y dejarme de tanto Voxpopullismo animal les sugiero que se den un chance y hagan la prueba, elijan un animal, llévenselo a la mente y antes de dormir imaginen todas las cosas que harían siendo animal…y quien sabe, poco a poco podríamos expandir nuestra conciencia de lo que significa ser animal y para nosotros comprender la importancia de que cada animal tenga un papel dentro de la bolita del mundo amen para que reciban su pedazo de nuestro respeto en esta vida.

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