Desde chiquito siempre he estado rodeado de perros, no porque me gusten sino porque era inevitable, una casa grande, tan grande que necesitaba de alguna alarma orgánica útil para advertir en las madrugadas de que algo extraño merodeaba en los predios. Más de los gatos tengo Mejor referencia ¡No joden tanto tu sueño! Pero el perro en ciudades inseguras y violentas son una necesidad obligatoria para muchos de nosotros.
Escribo este post porque creo haber percibido la evolución de aquella simbiosis entre hombre panameño y perro panameño que se ha vivido en Panamá durante varias décadas y encuentro grandes cambios en la valorización de qué es un perro para un panameño a través de los años.
Si bien en los 70’s los perros no significaban absolutamente nada para el panameño común, no más allá que una compañía necesaria. Sí porque los perros admirados por la gente eran unos que nadie tenía, un Rin tin tín y una Lassie que aparecían en la TV. Empezaré desglosando los perros panameños en dos tipos de perros, por la marcada diferencia de ambientes, los perros de la ciudad y los del campo, porque ambos tenían vidas muy diferentes. Siendo los perros del campo los que mejor suerte tenían.
Los perros de fincas eran aún más felices de lo que uno cree.
En el campo panameño cada perro que nacía tenía una función específica, ayudar en las labores del campo, que incluían el pastorear vacas no ovejas y hasta en algunos casos chivos.
También ayudaban en las faenas menores como acompañar a algún campesino en la siembra o la siempre alegrante actividad de la caza de iguanas o perdices que emocionaba enormemente a los perros. En el campo cada perro tenía su personalidad y aún uno de niño podía identificar el carácter de cada uno y respetarlo.
El único inconveniente para los perros del interior hasta hoy día lo son las fiestas por la detonación de fuegos artíficiales, lo que los pone en alerta desapareciendo del pueblo por días. Imagino que ellos con el tiempo ya sabían cuánto duraba una fiesta, unos carnavales o una feria de Azuero. Para ellos los cuetes y bombitas eran la peor tortura del mundo, todo por lo sensible de su sentido del oído.
Aunque parecía una vida de suerte, digásmoslo así, porque los perros del interior siempre tenían una vida de aventuras y diversión diarias en el trabajo con los humanos en aquel ambiente de manada al que pertenecían junto al hombre del campo. A pesar de todo habían reglas. Los perros que crecían con un carácter incontrolable, o atentaban contra su dueño eran inmediatamente sacrificados colgándoseles de un árbol siendo ahorcados o asesinados a palos. Por otra parte si una perra paría cachorros que no pudiesen ser sostenidos por el dueño también eran sacrificadas incluso con las crías dentro. No todo es bonito en la campiña. Fuera de esto los perros en el interior de nuestro país no tenían quejas de su vida.
Los perros de la ciudad
Literalmente.
Estos son otro asunto. En la década de los 80’s los dueños de los perros acostumbraban a mantenerlos bajo el estricto uso como cuidadores de casas, siempre encerrados y algunos; los más inteligentes, podían ganarse la confianza de callejear entendiendo las reglas del juego. Las personas tenían perros en sus barriadas por la necesidad de una alarma, otros querían un perro por estatus y pocas razas eran elegidas para lujo. Además las personas cuando tenían una raza pura se dedicaban al cruce de estas para vender sus crías.
Venta de cachorros, un buen negocio.
Las veterinarias eran escasas y no era fácil mantener un perro de la misma forma que un bebé, con alimentos especiales, cuidos especiales de peluquería y veterinarios, esto sólo era practicado por la clase aristocrática con los poodles, salchichas y pequineses. Por otra parte la afición a perros de raza provenía del desempeño de la raza en sí, como los Pastores Alemanes y Dobermans, los cuales eran sinónimo de liderazgo y sus dueños aprovechaban su relación con ellos en su totalidad. Los hombres eran más dedicados a los perros que las mujeres en los 80’s, entrenándolos para la policía militar y el cuerpo de bomberos exclusivamente y pocas mujeres panameñas se dedicaban al perro de lujo, dedicando más tiempo a los asuntos de la cosmetología.
Pastores alemanes, mas carismáticos que los Dobermans en los 80’s.
Los perros de la calle
La prevención bajo la esterilización ha mantenido controlado el problema de los perros callejeros en nuestra ciudad.
Estos animales eran abandonados o habían nacido de forma fortuíta y sin control, por lo que no pertenecían a nadie y merodeaban anónimamente por los barrios para subsistir, creando al mismo tiempo problemas serios para los municipios y el aseo capitalino. A finales de los 80’s la época en que la epidemia de perros callejeros creo una crisis urbana esto provocó su exterminio esporádico por envenenamiento en manos de desconocidos, afectando también a los gatos de ciudad y barrios. A pesar de que siguen existiendo, ya no son un problema urbano. Un dato, los 27 de julio se celebra el Día Internacional del Perro Callejero.
El perro como material de lujo
En los 90’s de dio, luego de la invasión militar norteamericana un fenómeno social que en mi opinión fue más producto de una vanidad novicia que de una necesidad. Aparecieron nuevas empresas y entre el soslayado modernismo las de la venta de perros de raza…diría; como tendencia del copiado americanismo del pueblo panameño con su nuevo estatus de nación democrática que demandaba la importación de diferentes razas de perros que no eran de común consumo, perros de Miami, de Colombia, y algunos de procedencia China, perros que casi no se conocían en áreas humildes del país y el interior de la república.
El perro predilecto de las mujeres adineradas lo fue el esquizofrénico Chihuahua, para las señoras el French Poodle, para las teenagers el pequinés, para las nuevas ejecutivas el perro salchicha y para la familia el Chow Chow o el Beagle. Así una plétora de mujeres escogía su perro de acuerdo a la imagen que quería mostrar a sus amistades y vecinos. En realidad las mujeres y los niños aumentaron este mercado. Los hombres buscaban perros de fuerza, bulldogs, Bull Terriers o Pitbulls.
El perro de ciudad ya no era un perro de utilidad, la ciudad se pobló ruidosamente de perros de vanidad. Al abrirse este mercado las veterinarias ampliaron sus espacios, los departamentos de mascotas en los supermercados eran la norma y Melo, por decirlo de una empresa avícola, de ganadería y otros animales se especializó en todo el merchandising para perros.
Este mercadeo aumentó la demanda y los perros de lujo invadieron todos los estratos capitalinos, desde los altos edificios de barrios pudientes hasta los más escondidos latifundios de gente humilde. El perro era estatus y vanidad llegando a personas que no entendían la filosofía real de la responsabilidad de tener un perro en sus manos, siendo esta costumbre difundida y mantenida hasta hoy día.
¿Cómo estas costumbres caninas han cambiado la percepción de lo que es un perro hoy día?
En Europa los perros siempre estuvieron en compañía del hombre, más en la América precolombina eran salvajes.
Los perros callejeros no habían cambiado bastante hasta mediado de los 90’s, eran los mismos desde las décadas pasadas incluso de siglos atrás, donde todos tenían un aspecto uniforme, debido a que muchas razas de perros fueron traídas a América desde los tiempos coloniales, en especial porque estas razas en su mayoría eran perros de labor, perdigueros y de cacería, perros que físicamente demostraban también ser resistentes y útiles en este clima tropical, por lo tanto su pelaje y anatomía era formidable para nuestros ambientes.
La introducción comercial desde los 90’s de perros de lujo, perros que por naturaleza pertenecían a otros climas y regiones, al ser abandonados por algunos de sus dueños o escapado llegaron a las calles y cambiaron el urbe canino callejero, produciendo variadas mezclas de perros llegando a borrar sus linajes al iniciarse estos cruces. Hay una gran cantidad de perros con nuevas e interesantes mutaciones, tanto que incluso en Costa Rica se ha tomado estos cruces de perros callejeros bajo un nuevo concepto, «perros mestizos» intentado mantener una línea de cruce cerrada para darle continuidad a nuevas especies llamativas y apelativas al consumidor. Perros que aún vistosos pasaban desapercibidos entre la gente.
Perros mestizos, en pocas palabras, nuevas razas cruzadas por orden de la naturaleza.
A pesar de que actualmente hay razas de perro que están en el trending, como los Pugs y los Schnauzzers, hay una tendencia hipster en la escena panameña, y es la adopción de perros callejeros que guardan una original apariencia y son motivo de dedicación y cuido de sus dueños, dando a entender que entre nosotros esta filosofía de la relación perro hombre siempre llevará esta compañía ancestral a nuevas dimensiones, unas más apegadas a lo natural. Mientras tanto las diferentes asociaciones y grupos en pro de la calidad de vida de las mascotas están intentando crear, bajo un gran reto de conciencia, una mejor perspectiva y educación sobre el concepto de qué es una mascota en manos de las personas.
Paseadores de perros, modalidad para personas que no pueden mantener su responsabilidad con sus perros adecuadamente.
El panameño está muy lejos de entender que las mascotas no son propiedad de lujo, de estatus, de imagen. Los perros que hay en Panamá sufren de costumbres adaptadas debido a la imitación foránea como ocurre en Colón donde los Pitbulls son usados para peleas clandestinas. La obligatoria costumbre en las nuevas familias que compran un perro para «completarla», las personas que sin tener una habilidad y natural interés por comprender las responsabilidades de tener una mascota adoptan una.
La adopción de perros vista de forma comercial produce el peor escenario para las mascotas en sí. mascotas encerradas en apartamentos, en patios, en balcones, recibiendo sólo comida y confinadas a formas caricaturezcas de vida más humanas que animal (perros acalorados en ropitas y lentes), alejándolos de sus necesidades y que le quitan la libertad de ser como aquellos perros del campo, del interior, que nacen disfrutando de su libertad.
Perro en lo alto de una casa, lejos de una planicie donde correr y perro bajo rejas, que aumenta su agresividad bajo el encierro.
Aquella mayoría de perros tinaqueros que hay en la ciudad, son mirados equivocadamente por las personas con compasión, ellos crean pequeñas manadas y gozan de una vida social adecuada, son inteligentes, conocen las calles, saben las reglas de sobrevivencias de la ciudad y no molestan a nadie, son libres.
Al contrario, perros neuróticos encerrados en hogares que miran entre barrotes hacia la calle, los que se escapan y toman su furia contra niños y transeúntes, perros que son más el reflejo de una sociedad nihilista que no entiende las necesidades de los caninos, esos son los perros que adolescen de una mala domesticación.
Perros callejeros, viviendo libres y pritty en su maliantería.
Por estas cosas comprendemos mejor la naturaleza de los perros, espacios abiertos, mucha dinámica y tener una vida a la par de los humanos en tareas simbióticas de utilidad mutua, no elementos de lujo e imagen. Por tanto en caso si amas a las mascotas como los perros has de tener en cuenta sus necesidades, porque un perro libre es un perro feliz, sino consíguete un gato y házlo feliz.
En resumen
Pug, Dachshound, German Sheperd y BullTerrier, razas de perros en Panamá productos de contraproducentes cruces genéticos.
Por otra parte hay que resaltar la labor de esterilización que ha dispuesto el gobierno organizando estas campañas y las variadas organizaciones para el cuidado de los animales, mascotas y sus derechos. En este aspecto Panamá ha avanzado saludablemente, sólo nos queda la educación hacia el trato, cuido y responsabilidad con las mascotas. Aunque el primer paso no panameño, sino mundial podría ser la eliminación del concepto de animal de vanidad, como históricamente se ha dado ante un siglo de cruces artificiales por interés estético surgiendo de ahí razas de perros etiquetadas como puras, pero con deficiencias en salud, respiratorias, óseas y con bajas capacidades de sobrevivencia por sí mismas, como la raza Pug, los pastores alemanes, los dashhound, los bulldogs, de las que hoy día sus dueños no sospechan sus orígenes. Hasta aquí el artículo terminándolo con una nota semi idealizadora del próximo rumbo en cuestión de protección a los derechos de los animales.