22 de diciembre de 2024

Nostalgia: Un test casero que te dirá lo bueno y lo malo de las galletas Pascual de hoy día.

Este artículo lo escribí porque quería saber qué fue de las galletas de mi infancia. No soy de hartar azúcar a menos que me hablen de café, pero ya lo suplanté por el té negro por cuestiones del sueño. Preocupado por algo que noté al darme cuenta que en el super los paquetes de galleta ya no son los mismos de antes me lancé a hacer una investigación. Recordándome de los años en que con entusiasmo corría en chancletas a la tienda del santeño por mis pascual, no habían chinitos acuérdense. Así que con esa nostalgiecita me enrumbé a la tienda de la chinita para traerme los paquetes para el experimento. Un test de apariencia y sabor para ver en qué han cambiado o mejorado las galletas Pascual.

Aquí los implicados, los coloco aquí sólo para ilustrar.

Del escaparate escogí una de cada sabor, entre Crisp, Chococream y Sorbeto y me di cuenta de que no habían de las otras, así que me fui con estas a la caja y le pregunté a la chinita si tenía Sandwich (mi abuela les llamaba sangüichi) y la chinita me va sacando las que le pedí de los cartones de la tablilla, y pedíale yo una de cada una y noté que la señora se entusiasmó porque vió que estaba comprándole mucha galleta a diestra y siniestra, así que la cara de contentura le duró hasta que me fuí. Le pagué $3.50 por todo ese montón de galletas y me las llevé en su cartuchito para empezar la investigación y comenzamos con…

La galleta de vainilla


Y el primer paquete que abrimos fue el de la galleta a la que se le debe el honor, la Pascual de Vainilla. Recuerdo muy bien el sabor de la galleta, aunque ya el paladar no anda para esas vainas y el azúcar no es mi gracia, le tengo miedo, pero me voy a sacrificar por ustedes y agarrarme una diabetes tipo 7 por el momento.

Cuando le eché un ojo a la galleta lo primero que vi raro fue el tamaño y me rompió el corazón ver que esta ya no es la misma galleta de antes. Botaron los moldes originales y nos pusieron estos botones en forma de galleta y vi que la habían encojido como 4 milímetros menos que la original.

Este nuevo diseño me parece que fue creado con una intención conspiranoíca. Digo, a mi me parece, sino todavía tendríamos las Pascual de antes en nuestras manos. Primero, los 4 hoyuelos, son para ahorrar masa. Hice un cálculo cuántico y determiné que los 32 huequitos vacíos de las 4 galletas sumados al vacío de los 4 milímetros de circunferencia faltante, más lo delgado de cada tapa, si reunimos todo ese espacio negativo obtendríamos que hay casi un 35% menos de galleta en cada paquete, lo que nos daría la idea de que a cada 4 tapas de galletas, o sea un paquete nos sale una unidad de galleta gratis, digo, les sale, de modo que cada paquete de galletas pare una galleta entera más. Pero esto es sólo especulación, mejor vámonos al test del sabor que la glucosa ya esta poniendo mi cerebro a pensar cosas inteligentes.

Le metimos diente con calzas, producto de tantas galletas Pascual que he comido en mi vida para sentir la contextura de la galleta de vainilla. La crema nos pareció igual, mismo dulce, mismo sabor, la masa también nos pareció igual. Intenté hacer algo que me encantaba con la galleta vieja y era irle comiendo los bordecitos rayados y esto fue lo que pasó, la nueva galleta se vuelve ñinga al comerle las orillas, tal como se ve en la foto de arriba. Que vacío tengo en la cabeza por culpa de esto.

La galleta de limón


Medimos el paquete transversalmente y notamos que todos los paquetes de sandwich son flacos en comparación con el de las antiguas Pascual. Nunca he pasado bien la galleta de limón, pero hay que ver que pasa con ella ¡Ñam,mmm, cromp, cromp, glup! Me sabe igual de mala que la de antes y hasta me parece que la crema de antes era más ácida.

Hicimos más pruebas y esta vez sometimos los hoyuelos a estrés físico. Otra costumbre así sensual que todos le practicamos a la galleta en esos años de culicagaos era pasarle la lengua o rasparle la crema con los dientes y probando con esta de limón vimos que la consistencia de la galleta no era buena porque debido a esos 4 hoyuelos se rompía bajo la presión de una lengua adulta. ¡Pasemos a otra galleta!

La galleta de Pasitas


Paquete moderno que en contraste con el diseño anterior la galleta está tímidamente asomada por una esquina, confieso que no he visto ni tocado aún esta nueva versión de las galletas de pasitas…

…ahí las veo acomodadas de forma extraña, y noto que también están delgadas…y…

¡Oh maiga! ¿Qué pasó aquí? Donde está la galleta original? Aquellas que venían con esas rayitas misteriosas en la superficie y que se parecían a las huellas digitales de King Kong. Estas se parecen a las galletas que el gobierno le da con su cuartito de leche a los pelaitos de las comarcas para nutrirlos.
Es también más pequeña que la original y tampoco tiene los bordes altos, esta parece una ostia de iglesia. Extraño las pasitas que se me quedaban incrustadas en las muelas. Y mejor no cuento la función de los 9 agujeros que tiene en cada tapa porque ya la matematica cuántica no me llega hasta allá aunque este azúcar ya me tiene viendo en pixeles.

Miren esto, no sé si las hacen con un molde o dejan caer la masa en la plancha del horno a chorritos desde lo alto como los pancakes y toman esta forma. La mitad del paquete no aguantó el cataclismo y vino quebrado. Como si le faltara un ingrediente, será la manteca. Le metí diente y aunque la esencia a pasitas está, no saben igual. La forma de desbaratarse y los granitos de galleta que se sentían como escombros de edificios dentro de tu boca no están . ¿A dónde se fue esa sensación? ¡Ave María pués!

La galleta de María


Que va, aunque tenga el mismo diseño ese que parece un calendario maya, le redujeron el molde, parece que lo mandaron para Brazil, donde los aborígenes reductores de cabezas le dieron el toque final al molde. Con la de antes se podía hasta jugar fresbee.
Hice el test, me metí como 4 de un sólo pencazo en la boca, tragué y se fueron completas, no me quedó la masita pegada al paladar como cuando estaba pelaito, que recuerdo que tenía que quitármela con la lengua y tampoco le pude hacer la de meterme el dedo en la encía para quitarme la masita. Aunque algo si le dejaron y es el sabor. María, ya no tienes ese espíritu santo, que hasta recuerdo que de pelaitos jugabamos al santo sacramento y nos poníamos en filita a recibir nuestra santa oblea.

La galleta de sorbeto


Con esta parece que hicieron un pacto angelical, saben bien, por todos lados, tan pritty. Sólo que me pregunto por qué las adelgazaron así en lugar de dejarlas como estaban, más gruesas, cuando morderlas te hacía sentir como el comegalletas de plaza Sésamo destruyendo paredes de gypsum.

4x 1o 3 x1. La galleta de sorbeto es una maravilla de la tecnología, parece hecha por extraterrestres o por los chinos, mírese esa precisión.

Tanta precisión que ahora le echan menos crema y eso puede ser tecnología japonesa, así como allá hacen las delgadas hojas de papel arroz.

Las ChocoCream

Cuando salió la Chococream original a las tiendas eso fué un furor, costaba 25 centavos, tener una galleta grande y un Coca-colón era suficiente para matar un hambre callejera. Siempre han sido unas galletas que sin la crema no son nada, ella muy dulce y la galleta insípida, con esta no podías jugar ni hacer experimentos, tanto que se convirtió en la galleta de los adultos.

Como son 3 sabores de galletas vamos al grano, sin tanta foto presentándoles de primero la versión de pueblo de la Oreo, la Chococream de chocolate con crema de vainilla por dentro. Abrí una galleta en dos y fui a la crema y la probé. Ouch, sabe a carita de muñeca nueva, por eso extrañado fui a ver de qué sabor era la crema y dice vainilla. La cerré para ver a qué sabía entera y la vaina no ta mal, como dije arriba la tapa y la crema son mancuerna.

La Chococream original, abrí el paquete, y como es un experimento de degustación le metí sólo a la crema y masca y masca y su sabor me teletransportó…me teletransportó a la enfermería de mi escuela, el chocolate sabía a mesopín. Y la galleta sola se sentía seca, pero como se fusionan en tu boca la vaina cambia. Sabe bien…esto es pura alquimia.
La Chococream de maní, rompi el plástico del paquete y salió un aroma a maní, buena señal. Hago el test de la crema y vaya el maní sabe bien y, aunque no es espeso como el de antes sabe mejor y la masa de la galleta también. Punto positivo para la Chococream de maní, me gusta más que la de antes. Terminamos con la dulzura y nos vamos a otras papilas gustativas, las de la sal.

Las galletas de Saltines


Mucho tiempo sin saber de ellas, estas las compré aparte, pero agarro el paquete y me doy cuenta que ya no vienen en las tablas como antes, vienen en paquetitos…nombe…no! Ni pegándolas con gutapercha.

Así es como vienen cuando las venden sueltas, o sea que ahora tienes que mentalizarte a que compras 6 paquetes metidos en un cartucho grande, se extinguieron las adoradas saltines. Tal es mi nostalgia mal encarrilada que quería recuperarla haciéndole el test del sabor. Ñam, crack, chomp, chomp…chakatask…chakatask! A ver…ya yo había pillado una vaina y es que ya no traen los terroncitos de sal pegados en la superficie, vamos a darle poca importancia, a lo mejor ellos quieren cuidar nuestra salud bajandole la sal a la galleta. Entonces ya mordiendo la mezcla me quedo buscando la crema, esa sensación de mantequita que hacía a las saltines irresistibles. Por ningún lado…no saben así tan nitido (pregón viejo) como cuando te la comías con tuna, con queso amarillo, con mantequilla de la buena, y con la clásica leche condensada…con la que luego hice el experimento.

Se defendieron las galletas, y creo que fue por la cantidad de leche condensada con que las barnicé. Ya se terminaron las galletas, dejé por fuera la de combinación y la de cheese crisp, porque esa última no era de la vieja guardia del paladar panameño.
Terminando este test me quedo con una impresión muy mala por extrañar las tradicionales galletas, su sabor y el éxtasis azucarado, aromático tostado y crujientes…oh, olvidé las galletas de animalitos…y las últimas que vi eran unas galletas con animales más grandes y de apariencia palida, lo que me decía que el sabor a mantecado que tenían así tostadas no volvería más. Y cómo recordar cuando en los paquetes leías Industrias hermanos Pascual S.A. ¡Sniff!
Bueno, esa es la libertad que tengo de escribir estas sandeces aquí, que como me dijo Osvaldo, escribe para Panamá Vieja Escuela, pero así más decente y le dije, es que no puedo dejar de ser sarcástico y descuidado cuando escribo con libertad.
Terminé el artículo, sin antes no sufrir las consecuencias de tanta azúcar que ya el iris de los ojos se me empezaban a dividir celularmente de los mareos que me empezaban a dar. Tuve que bajar tantas galletas con una Pepsi, que al fín y al cabo ni me alcanzó.

Como que no era mucha. Chao gente y píllense el artículo de la historia de la Jamonilla Tulip y las burundangas que aún existen en la tienda del chino. ¡Chao!

 

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