Washington cruzando el río Delaware por Emanuel Gottlieb Leutze
Una nación surgida de la nada necesitó del arte
[dropcaps]Contamos ya con un siglo completo desde que el arte ha ayudado al comercio como herramienta para vender. En un principio el hombre era consciente de su humanidad a través de sus deseos básicos; alimento comida y fé, con este límite de valores se cualificaba a sí mismo como ser humano. Erase un mundo común donde todo era de todos; aunque ya creada la moneda, no mediaba como valor de cambio, sino los objetos de utilidad. La moneda era considerada un bono en manos de los pobres, no estaba en su alcance dominarla.[/dropcaps]
El arte político sublimaba las figuras de trascendencia política a un nivel divino, ocupando el lugar que abandonó el arte religioso.
La explotación comercial de Norteamérica probó la necesidad de hacer que esa nueva nación necesitase un sistema de consumo, única forma de desarrollar ciudades, pero todo esto estaba aún detenido por tantas micro-independencias e intentos de peleas por territorios, hasta que la era industrial reforzó y unió a un pueblo, no en democracia, sino en el consumo, sin disputasni guerras civiles como las tragedias anteriores, donde ni la religión logró unir norteamérica, sino el arte.
Pero desde el siglo XVIII (18) la nueva cultura americana impulsó una estructura comercial y lo hizo a través del arte, digamos que en la cultura general era muy copiosa la educación en las letras y el arte. El arte y la música inundaban con su presencia todo. El neoclasismo y la apariencia de las nuevas ciudades se vistieron de corrientes escultóricas europeas. Pero aún con todo esto todavía en las mentes de los ciudadanos comunes e inmigrantes existía la humilde simplicidad y el sueño de libertad sin percibir el arte como tangible en sus vidas.
Pero los artistas interpretaron esa vida simple en imagenes, lo que daba humanidad al arte en norteamérica.
La llegada de los Dioses
El espíritu de una nación, la industrialización; y el arte documentaba en su momento escenas trascendentales de aquel nuevo mundo que evolucionaba a la par de la ciencia.
De la ciencia llegaron los descubrimientos y los inventos, y con ello la descabellada idea de que la ciencia lo haría todo posible y surgiría un nuevo Dios; el de la Seguridad. Como todo Dios él también necesitaba de una identidad, mientras su llegada empezaba a desplazar al Dios antiguo; el cual hasta el momento era el único conocido y servía cuando lo necesitaban, para conectar con el Dios antiguo sólo había que arrodillarse y pedir y el cambio se daba con la fuerza generadora de la fé.
Para el nuevo Dios, el de la Seguridad el intercambio se daba con dinero, de manera que la Seguridad necesitaba del dinero. Pero para lograr su identidad ante la humanidad también hizo una trinidad, sumando a sí mismo el arte y la música para llegar emocionalmente a las personas.
Para el Dios antiguo existía la palabra y la promesa enfocados en la eternidad. Para el Dios de la Seguridad, mal llamado consumo, hubo la necesidad de vender un presente sensorial a la humanidad, su versión del paraíso diferente a la que prometía aquel Dios antiguo.
Para el Dios antiguo la cualidades humanas: amor, caridad, fraternidad, sentido del prójimo bastaban para lograr completar el sentido de humanidad en el hombre; pero su visión era incomprensible para el hombre, porque transpasaba a planos inimaginables después de la muerte y este nuevo Dios de la Seguridad, también tenía como motor los impulsos del miedo como fondo, por eso este nuevo se llama Dios de la seguridad. En el Dios antiguo el arte y la música eran secundarios, pero para este nuevo fueron los pilares principales de su espíritu.
Grupo de voluntarios del Dios antiguo, la Friends’ Ambulance Unit (FAU) y su presencia en la Primera Guerra mundial, para ayudar a salvar para el mundo a las almas enfrentadas en el conflicto bélico y luego en la segunda Guerra Mundial.
El antiguo Dios fallaba en todo esto por su espiritualidad y moral donde las artes, la música, el baile y la libre educación se prohibían desde las bases de sus creencias y escrituras, todo aquello era profano, sólo brindaba su versión de la música con sus cantos gregorianos y melodías sacras. Partiendo de aquella censura por el Dios antiguo, el Dios de la Seguridad inicia el «marketing» como nueva filosofía espiritual y un nuevo estilo de vida apareció como ideología y valor. Los artistas, los poetas, los músicos se pusieron en manos del nuevo Dios llamado Seguridad, que como Dios les necesitaba para vender; inventando empaques, jingles, comerciales, publicidad radial, muestras, panfletos, folletos, en detrimento y a espaldas del arte clásico tomando su esencia y fusionandola con los productos industriales y de consumo.
Hermoso arte en manos de Coca-Cola. Artistas de genial destreza brindaban su arte para la industria de consumo.
La ciencia y las novedades que creaba eran la fuerza para el Dios de la Seguridad; como la fé lo era para el Dios Antiguo, pero el dinero era la vitalidad que alimentaba a ambos. La humanidad; bajo el aprendizaje y enseñanzas del nuevo Dios de la Seguridad se vio reflejada constantemente en el espejo de la autoconciencia; la tecnología daba a la humanidad cada vez más libertad de no ser discípulos, sino pequeños dioses inspirados en la Seguridad y el drenaje de un intelecto estereotipado y producido especialmente para las masas usando aquella mezcla entre el arte, la música y las letras para seducir con productos, creando por estas vías inconexas un nuevo espíritu humano basado en el Dios de La Seguridad que no te pide amor, sino amor y egoísmo por la libertad, paz y bienestar que te genera él en la promesa del consumo.
Evangelismo: curiosa unión de ambos dioses para bien comercial del espíritu.
De esta manera entraron ambos dioses en conflicto y aparecieron las fuerzas oscuras. Se hicieron antagonistas, uno bueno y otro malo, uno víctima y el otro culpable del pecado y el medio para identificar sus intenciones; el dinero y el poder, pero como no se podía comprobar en el plano material asuntos pseudo-espirituales se descubrieron las conspiraciones y los misterios y llegaron los Illuminati, como invento y respuesta a todo este conflicto del propósito verdadero que escondían estos dioses para la humanidad.
De esa manera todo tenía sentido y se descubrió que detrás del arte y la música existían los mecanismos utilizados por el Dios de la Seguridad para cautivar a las masas, como si todo estuviese friamente planificado.
Pero aún así, sin la intención de serlo, la ciencia que básicamente usó el Dios de la Seguridad trajo descubrimientos que desarrollaron creativamente ambos campos, el de la música y el arte develando que las formas secretas con que se usaban para manipular a la humanidad no era una consecuencia fríamente calculada, sino el espíritu real del hombre que bajo la necesidad de curiosidad hizo aparecer un hombre primitivo más sofisticado para representar sus miedos. Se descubrió que, lejos ya de los albores de la espiritualidad religiosa del medievo la nueva práctica de la exaltación de las emociones bajo técnicas visuales en el arte y el de las matemáticas en la música la percepción del mundo cambió en manos del Dios de la Seguridad.
Nuevo relevo de pseudo-artistas creados por el Dios de la Seguridad, cuya base e inspiración lo es el miedo producido por la ignorancia y atado en trascendecncia por el espíritu mágico del Dios antiguo.
De forma que quienes tenían acceso a estos nuevos conocimientos se hicieron discípulos y maestros de la nueva era de la Seguridad, basada, no en la espiritualidad inalcanzable sino en la espiritualidad del placer de los sentidos en el plano material, en el del Dios de la Seguridad.
Así, las conspiraciones tenían bases para desarrollarse y abusar de los conocimientos ocultos y enfocarlos en el Dios Antiguo (la base) y en el Dios de la Seguridad (la doctrina en movimiento). Los cuales se apoderaron, pero no creo sea así, del espiritu humano. Sólo que el Dios antiguo jugó a elevar la espiritualidad cuando lo importante era el pan, el alimento y el Dios de la Seguridad nos dió el pan y teníamos el espiritu, pero el dinero perpetuó el miedo y el miedo la sociedad actual.
¿Como será el nuevo Dios que nos espera?
Deberá liberarse del miedo, del dinero y redescubrir la espiritualidad desenfocada por estos antiguos dioses y enfocarse en hacer nacer el nuevo Dios de la Responsabilidad, el cual ya empiezan a surgir y ya están disponibles las bases para el nacimiento de este nuevo Dios. Cuando habían recursos no era necesario el Dios de la Responsabilidad; comida, minerales, recursos, que alimentaban la existencia del Dios de la Seguridad. Pero si están escaceando los recursos, se necesita un nuevo Dios, el de la Responsabilidad para darle sentido a una nueva percepción de ser humano diferente a la que trajo el Dios antiguo y que luego se exaltó en el super-Ego en que nos sumió el Dios de la Seguridad, y esperamos que el Dios de la Responsabilidad nos eleve a siervos de la naturaleza, único Dios palpable al cual habrá de regresar la humanidad bajo el aprendizaje de los errores, como legado de estos dos anteriores dioses.
Cuando se crea arte con basura, sabemos que estamos en una crisis, no tanto del arte, sino de la naturaleza.
Las nuevas generaciones quieren romper este sistema, por lo que vemos como lo malo que parecen ser es lo único que tienen para hacer los cambios, en ella ocurren los mismos problemas que hubo con el Dios Antiguo, nadie estaba preparado para sus doctrinas, para el Dios de la Seguridad, tampoco, porque sus enseñanzas se forzaron a través del consumo comercial y el alimentar el individualismo y la actual entrada del Dios de la Responsabilidad está creada sobre un mundo caótico de violencia y corrupción y sobre todo; egoísmo social, que entorpece su desarrollo, de modo que cada nuevo Dios tiene nuevos retos y obstáculos, esta última vez lo es el hombre común como enemigo del sistema, cuando anteriormente los obstáculos y los culpables eran externos; el gobierno y las religiones y hoy lo es el mismo hombre común. Ya no lo son la pobreza o la ignorancia como chivos expiatorios de las ideologías relativistas de la vida como el comunismo, del que se apoderó el socialismo, la libertad fraternal de la que se apoderó la democracia y la espiritual que corrompieron las religiones monoteístas, las que manipulaban al hombre.
El arte, el único medio cuyo inmediato mecanismo visual es más efectivo que la palabra para transmitir ideas.
Hoy día es el hombre quien tiene el poder, ya que está informado, tal como yo informando sobre esto :D, de modo que también sería culpable por omisión, pero esta no es mi generación y es esta generación la que culpa a la nuestra de todo y tienen razón, ya que se enfocan en la problematica del ego del poder individual como problema y perciben el mundo desde una perspectiva más pequeña, el hombre como centro. Y para ello está el arte, fuera del dañino uso que le dió el Dios de la Seguridad. Siendo el hombre común el nuevo protagonista. Desde el inicio de las redes sociales y el internet nos hemos hecho en nombre de la humanidad responsables sin identidad y definición de los pretéritos de la futura humanidad, estamos conscientes de que no desconocemos lo que ocurre en el mundo, pero la ignorancia de la mayoría es el nuevo reto, ahora más que nunca tenemos los recursos visuales para llegar con imagenes a la mente de las personas, no al corazón, no al objeto material, sino a la mente.
No haciéndole al hombre sólo un ser que contempla y consume, sino ser parte de ese mundo donde el arte cambiaría las perspectivas de la realidad, sin la objeción de culpar a las conspiraciones que hasta ahora sostienen que la música está en poder del maligno, más el arte aún esta a salvo de ser usado para influenciar como forma de mal. Ese es su poder, el poder de poder reflejar una realidad diferente que nos lleve a la conciencia del bien sobre el mal. El ser humano inunda en lo onírico y en las emociones; entre las pesadillas y los sueños surge el arte, la única verdad que sobrepasa con poder la realidad, ya que funciona sobre el sentido más pleno por el cual somos todos fieles a la realidad, la visión, sin escatologías.
Fín.