¿De qué tamaño es la realidad?
Cuando miramos hacia el infinito para entender la realidad nos surge una incógnita, debido a lo vasto de la distancia ponemos en juicio nuestra existencia física y su relevancia frente al Universo.
Todo lo percibimos a nuestro tamaño, tan diminuto en escala como el espacio donde nos desenvolvemos, que inadvertido por la mayoría, es de tan sólo una delgada capa como papel sobre la superficie del planeta, donde lo más grueso es el mar con unos 5,000 metros de profundidad. Y gracias a la tecnología hemos penetrado 12 kilómetros de profundidad para intentar saber qué hay más abajo; hasta ahí llegan los límites de lo que nuestra realidad terrestre ha alcanzado dominar.
Nuestra realidad es un trabajo que por la memoria la humanidad acumula con cada suceso ocurrido gracias al lenguaje y la escritura presentandonos otras épocas vividas en la historia, nuestra mente anida todas las leyendas y conocimientos observados del pasado, pero es mirando hacia el infinito donde mora la realidad que aún tenemos pendiente.
Cuando el hombre mira el universo observable cree que ahí esta su próximo destino, en la búsqueda de energías infinitas, sin las escalas que nos encierran, allá afuera la escala ya no existe. Y es que en cuestión de escalas somos insignificantes si nos medimos desde lo macro. Por lo tanto nuestra grandeza es relativa a cuánto podemos dominar de esa realidad que aún no hemos experimentado.
La escala de nuestra realidad
Una bomba atómica representa el alcance energético que podemos desatar como humanidad. Esa energía tiene una escala, y depende de cuanto pudimos dominar de la materia disponible para amplificar tal caos, de la misma forma que escarbamos la profundidad de la cortea terrestre.
La realidad y las dimensiones
Nuestra realidad está comprimida entre la masa terrestre que ocupamos y el espacio, una dimensión infinita. Pero la existencia de otras dimensiones se consideran de una naturaleza etérea apta para en ellas morar la existencia del alma, la energía pura y fuente de toda existencia espiritual, de manera que en esas dimensiones el pensamiento lo es todo y todo cabe en él, pero hablando de dimensiones…¿Tendrían los seres de otras dimensiones un espacio y posición definidos que ocupar para sí? O sea….un espacio donde sean conscientes de su posición y lugar, puntos de partida, etc. O si se encuentran en la atemporalidad , de la que no alcanzamos comprensión, debido a que estamos sujetos al orden del tiempo-mente.
La realidad y las distancias
En la ciencia ficción se representa el dominio del espacio con suma facilidad. Se desborda en la fantasía de la literatura, donde las distancias estelares son tan simples como las que experimentamos con navíos en ultramar. En ese vasto espacio de conquistas no se miden los recursos, aunque la misma amplitud del espacio exige grandes consumos de energía, las cuales resultasen del dominio del combustible de las estrellas, o sea, ellas serían el petróleo espacial. Sin este uso, el universo seguiría siendo una escala fracasada de distancias sujetas a la realidad y su tamaño. Por lo que tales locomociones exigen grandes responsabilidades en cuanto a escalas.
Por lo que en escalas, un universo tipo Star Wars nos haría ver como insignificantes seres, incluyendo los extraterrestres, dominando fuerzas supra-gigantes, que como decimos, son realidades que hasta ahora sólo observamos desde el paneta y con una intención especista, sin tomar en cuenta el poder del vasto espacio que nos observa y que nos degluiría, siendo inconcientes de que la existencia de la vida en nuestro planeta es de por si ya un milagro real.
Nuestra realidad es estrechamente endógena
En fin, nuestra realidad es siempre representada en referencia a nuestra forma de pensar, y es constantemente valorada desde lo endógeno. O sea, que interpretamos nuestra realidad desde nuestro punto como observadores de ella, no observados por ella y ni siquiera observados por el contundente universo.
Por lo tanto, ¿Es necesario ampliar nuestra sensación de realidad? Los humanos tenemos limitaciones, no tanto por el plano físico, sino por como le damos significado a la vida, cuando es mucho más probable que toda nuestra inquietud deba no ser egocéntrica en sí misma, sino el estar concentrados en la percepción de existir y es esa la razón más poderosa entre la eternidad y la realidad.
Mirar la realidad desde nosotros como fuente de la misma es quizás el peor error humano que nos viene acompañando en el tiempo, interpretándola con religiones, creencias y mitos por medio del lenguaje que es al mismo tiempo el constructor de pensamientos, que aun sin prescindir de las religiones puede cuestionar a la ciencia para crear nuevas realidades sobre un hombre nuevo cada vez, renovado evolutivamente con el cambio frente el error de las ideologías, mientras nos negamos a entender que nuestra realidad esta sujeta a su propio tamaño, pudiendo evitar el vicio de ir en búsqueda de dioses que nunca alcanzamos, la realidad es mucho más fuerte que todas las creencias, la realidad de vivir en nuestro milagroso planeta tierra.