[dropcaps]Ya no estamos en la escuela y eso es muy bueno…Ueeeeé…O.K. Para que los pelaitos de hoy día pillen como evolucionó el cuaderno de escuela panameño les traemos un escrito, porque para qué investigar aburriendo la lectura si todos los cuadernos que aquí mencionamos ya pelaron el bollo hace buco. Pero contémos sus historias, no sólo de los cuadernos sino también todo lo relacionado a ellos.
En antaño en toda la república se vendían cuadernos hechos aquí mismo, entre ellos, los Panamá, los Corsario y los Balboa, hasta que Cuadernos Escolares, sacó los Aguila y Norma ni se diga que entró a apalear a los nacionales desde los 80’s.
Para empezar mencionaremos un cuaderno que está muy abajo en los recuerdos y que indirectamente sufrió de Bulling y su estigma no era tan buena…[/dropcaps]
El Cuaderno Anayansi
Si alguien lo llegó a conocer recordará que sus características eran su papel color crema y lo malo que era borrar en él. La apariencia de su papel era la misma de los papeles ecológicos hechos de cáscaras de plátano de hoy día. Afuera se leía «Anayansi» en grande y ningún dibujo de ninguna Anayansi. ¿Y por qué le daban nombre de mujer a tan mal cuaderno? Era porque este cuaderno era la contraparte del cuaderno Balboa, porque según la historia panameña una indígena de 13 años (?) hija del cacique Careta andaba en amorios con Balboa, así al estilo Pocahontas. Y como ella tenía a Balboa bobito en amor, él no le daba palo a los indios de su tribu, en cambio a Urracá y el otro combo de aborígenes los tenía moraos de tanto cascotazo. Aprendan historia aquí con nosotros gente.
El cuaderno Balboa y el Panamá
No encontré fotos de los cuadernos Panamá. Estas dos clases de cuadernos eran los rivales del colegio, señores, ni los yeyesitos podían ponerse en vainas, eran los únicos que aguantaban el sometimiento del duro año escolar. Se siguen vendiendo hoy día, pero por la globalización se quedaron atrás porque los desplazó la invasión de diferentes tipos de cuadernos para apelar a los chiquillos con gustos diferentes. Estos dos cuadernos venían en 72, 96, 120 y 200 páginas, y los escogías dependiendo de qué tan pesada sería la materia.
Aún se mantienen los mismos tipos, los de raya ancha, los de cuadritos, y los de dibujo, y los odiados doble raya, que cuando no había en qué escribir el chinito te lo daba porque era el único que le quedaba y te dabas unas cabreadas escogiendo en qué renglón escribir. Aún hoy día no sé si eran para caligrafía o estenografía.
Esto nos recuerda que a los que iban a desarrollar escritura de doctor les zampaban el clásico libro de caligrafía para aprender a escribir bien, daba penita que supieran que te lo habían mandado a pedir.
Los Forros: La forma en que se diferenciaban los cuadernos en antaño
Como los cuadernos eran simplemente cuadernos así salidos de la fábrica y todos eran iguales, los chiquillos inventores recurríamos a decorarlos para identificarlos, eso pasaba cuando entrabas a secundaria y sufrías ese trauma de «Ahora soy adulto, ya no soy un niño de primaria, soy independiente y mi mamá no se mete en mis gustos».
Pero en los primeros años escolares, por cuestiones de cuido y ahorro tu mamá era la que te forraba los cuadernos, unas veces con papel manila, un papel chocolate claro y tosco, que hacía a tus cuadernos durar más allá del año escolar, y la otra forma era con papel de periódico.
Del mundo de los forros de periódico casuales, para romper la rutina yo escogía los periódicos de La Zona (Sí, los periódicos que leían los gringos de La Zona del Canal y que se traían los chombos que trabajaban allá) la sección donde había comiquitas, la única sección en colores de los periódicos de la época.
Pero al final o tenías cuaderno de periódico o de papel manila y la única forma de romper el monopolio de estos dos forros era comprando papel de forro para regalos, ese sí venía en multiples diseños y los sentías más personales, lo malo es que la mayoría venían en diseños infantiles o floripondios, sólo buenos para las pelaitas por sus temas florales y los niños no tanto por sus dibujitos de patitos y ovejitas. Aunque había uno que era el clásico para los varones, uno de carros de carreras con fondo amarillo.
Los forros plásticos venían de dos maneras
Todos estos empapelamientos de tus cuadernos, fuesen de manila, de periódico o de revistas quedaban desprotegidos ante las inclemencias del aguacero o una caída en una charca y las mamases tenían que ir a lo seguro, ¡forro plástico! de esos que vendían en las aceras, afuera de cada machetazo de la ciudad. Eran transparentes y de colores. Definitivamente, en antaño el panameño podía vivir de hacer sólo una cosa, vender plásticos para forrar cuadernos, por ejemplo.
Pero en Casa Zaldo y Gran Morrison, te vendían los forros de vinil con goma de contacto, fuertes como el diablo, además de transparentes venían en muchos otros colores con su pegamento de fábrica. Aún no se escuchaba de los cuadernos plastificados que aguantaban que le vertieran soda en la cafetería del colegio.
El Forro PEPSI
Pero hubo una marca de refrescos que rompió con todo y saco una idea fenomenal para todos los chiquillos al iniciar el año escolar. Pepsi, creó una serie de forros listos para envolver tu cuaderno e incluso uno para envolver los cartapacios, en todos decía Pepsi, Pepsi, Pepsi, con el presente logo de la marca, todos queríamos nuestro forro gratis cambiándolo por platillos, también habían lápices, sin contar las miniplumas en forma de botellitas de soda.
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Individualizando tu cuaderno…¡La expresión!
Así marcharon los diseños entre personalizarlos y caligrafearlos por fuera, pero por dentro esa vaina parecía una cueva rupestre. Todos queríamos personalizar nuestros cuadernos y para ello recurríamos a decorar el interior de la primera página para las asignaturas y los diseños eran nubecitas, rayas en escalera, ojitos y entre tanto, la costumbre muy práctica de escribir en los bordes de cada cuaderno el nombre de la materia,
Y no faltaba mencionar los marcadores metálicos, con que tus cuadernos valían quilates de oro y plata según tu imaginación, con ellos era que les pintabas los bordes de las hojas de tus cuadernos, como mismas Biblias del Vaticano.
El cuaderno Meña
Existió una moda bien innecesaria, el «cuaderno-maletín-ejecutivo» de los llamados meñas en la segunda mitad de los 80’s. Como yo no le hablaba a esos manes, sólo se los veía y miraba que esos agarraderos estaban hechos con los de los cartuchos del almacén Adams. Ni la puta idea de cómo se los pegaban, pero el trip de ellos era llevar sólo ese cuaderno a la escuela, agarradito así como si fuese un maletín. Ridículo pero a ellos le funcionaba. Denotaba anarquía, rebeldía, practicismo y ser el más vivo porque no necesitaban llevar un mochilón digno del Everest para dar clases como el resto de nosotros. Hablaremos de las mochilas en otro artículo.
Mientras tanto, la única cosa especial con que podíamos diferenciar un cuaderno era con calcamanías, todas grandes y pocas pequeñas. Entrados los 80’s se rompe en dos la historia de los cuadernos y llega…
El cuaderno JEAN BOOK
Se vivía una era plástica, los pantalones de mezclillas eran la pieza obligatoria de todos, porque en esos años los artistas los usaban por moda, de Denim de arriba abajo o pantalones jeans bajo los sacos superdecentes de vestir. También era la pieza por defecto de toda mujer moderna. Y tener un Jean ahora de papel en la escuela te hacía sentir moderno. Se hizo una fiebre sin sentido, que se mojaban, que aguantaban caídas que aguantaban estar doblados en los bolsillos de los pantalones, cuánto embuste para vendértelos y tenías que tener al menos uno al inicar tu año escolar. Eran dos y medio veces más caros que los nacionales, por eso valía el pifiarlos. Eran incómodamente más angostos, pero el papel plastificado también era una novedad. ¡Pifia, pifia! Tengo mi Jean Book con espiral doble O.
El cuaderno de la gente seria
El cuaderno ribeteado imitación cuero en blanco y negro es un cuaderno bien simplón, sin decorados, con un refuerzo de tela en el lomo, muy fuerte por cierto. Creo que no debí meter este en el combo, nadie lo vió por pritty.
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Los forros hechos a punta de revistas Teenager
En el mundo teenager de los 80’s existían dos revistas para niñas culicalenturientas, Tú y Coqueta, allí todo er fotos de los chicos latinos del momento, los Menudos, los Chicos, Unicornio y su par de gringuitos eran usados para decorar los cuadernos de la escuela. Para las yeyesitas que leían muchas comiquitas de Archie existían las revistas también de pelaitos así a lo Justin Bieber o que salían en las películas gringas. Teen Beat, 16 o Tiger Beat (Pecado, me recuerdo de los nombres) eran desguazadas para decorar también sus cuadernos.
Los cuadernos Yeyes y los stickers de almohaditas
Luego del Jean Book, se formó el yeyesismo cuadernario en todas las esferas, eran cuadernos caros, pero ya la moda había llegado. Tanto que las Farmacias Arrochas, ya se aseguraban de ponerlos en sus propagandas de TV. Los 5 materias, los cartapacios con diseños de cómicas y juguetes. Ya se esta empezando a ver el ocio en las escuelas.
De esta tanda separamos los Peluches y Frutikas…porque las pelaitas, digo las mayuyona nos pidieron ponerlos.
Los Stickers de almohaditas que venían hasta con ojitos locos y los que venían en pocotón y con los que las niñas como epidemia repletaban sus cuadernos.
Entrados los 90’s
Ahora nos caía Cartoon Networks, el cable, las películas para niños hechas en computadora y nuevas cómicas para niños drogados con problemas de atención y se abre una nueva moda en los cuadernos y cartapacios con un mercadeo tan invasivo que ya hasta las maletas del colegio parecían pasquines. Con esta moda también llegaron los stickers con tus personajes favoritos. Con estos las niñas llenaban los cuadernos como si de una maleta de viajes se tratara. Eran buen negocio venderlos en los diablorojos, hasta que llegaron los metrobuses y el cuento es otro.
Oh man, no me digas que así termina esta historia de los cuadernos panameños, sin cuadernos panameños. No señor, el gobierno siempre ha estado sacando cuadernos para regalar con el ministerio de educación. ¿Pero eso es todo? Un momento, dejémos que nuestro Ki se eleve un poco y ¡ZAS!
Los cuadernos de Panama Music Factory…que para mi no son más que una aberración de la percepción de ingenuidad infantil ya perdida en este mundo comercial donde se busca vender de todo…hey, me estoy poniendo serio, vamos a respirar un poquito.
La cosa es que sus cuadernos creo -no sé- fueron un fracaso siempre los veía en el super cogiendo cicatrices de tanto manipularlos los mercaderistas, mientras otros se vendían. los panameños lamboneamos todo lo que no nos recuerde nuestra propia ignorancia, esa de no apoyar lo nacional, pero esa excepción no cuenta, habían mejores cuadernos que comprar, los de Justin Beaver, Direction One y Tokio Hotel. Y los de BJ Balvin, Maluma donde están, no los veo en los escaparates.
Hoy día hay cuadernos para escojer de acuerdo a tu personalidad. Demasiados, hasta abusan en precios y los pelaos los compran…¿Y dónde quedó el cuaderno panameño? Aún existen, con sus robustas formas de antaño, pero con menos ganas de figurar, porque quedaron peor que el Anayansi en un mundo globalizado de oferta y demanda. Aun los compro, para organizar mis cosas, apuntar y segmentar trabajos, son pequeños, no abarrotan el escritorio y aguantan hasta el agua del café.
Lo que leíste fue una historia de los cuadernos de Panamá, no los Panamá Papers, que sabemos pasarán a la historia cuando los incluyan en el E-Book que está aquí abajo:
El E-book Días Históricos de Panamá, con nuestra historia completa desde que Vasco Nuñez de Balboa pisó nuestras arenas hasta la entrega del canal de Panamá. Este E-Book se reactualiza constantemente, porque sólo lo pagas una vez y lo recibes con material nuevo cada vez que hay un suceso que en Panamá hace historia. Para tener el tuyo has click en la foto. Listo pues, nos fuímos y con ansías de historia. Accede al libro haciendo click en la imagen, gracias.