Los inmortales de tu tienda
Cuando era pelaito (chiquillo lombriciento), una de mis aficiones preferidas después de las cómicas era (luego de recoger cuanto sencillo hubiese descuidado en alguna tablilla o mesa o andar de pedigüeño) ir a la tienda; el paraíso para mis lombrices y en especial de mi solitaria.
Yo era de esos que se la pasaba todo el día batiendo la mandíbula con el amplio menú azucarado que el chinito de la tienda me ofrecía con su variado buffet burundanguero. En aquel entonces el azúcar me dominaba. Hoy ya crecí (disque) y mis gustos cambiaron dándole paso a todo lo que me haga engordar. Pero cada vez que entro a un chinito a pedir una soda me entra la nostalgia cuando noto con mis ojos que aún siguen presentes en sus tiendas estos inmortales.
La bolita de tamarindo
Tamarindo y azúcar. Elementos contradictorios para mis lombrices. Otras chucherías ácidas como el chicle «Llorón» o el Super-hiper-ácido que te hacían sacar arrugas prematuras en plena infancia no han podido contra el áci-dulce de las bolitas de tamarindo. Como ven aqui, fue fácil comprar esas reliquias vivientes para tomarles su foto. Después de comerme un paquete vino la ocurrencia, y metí tres bolas en medio litro de agua y ¡Walá! chicha de tamarindo en su punto. Así que ya saben el dato. Y si ves la fecha las bolitas duran hasta 5 meses así que olvídate del Zuko de tamarindo que eso ni tamarindo es.
Palitroque
No tienen el carisma ni la fama de las papas fritas, pero son pan crujiente a su mínima expresión, algo así como pan flauta para enanos con dientes de hierro. Nunca sabré si se comen de relajo o en serio…son palitos. No intimidan. Tampoco sabré si los elaboran con amor, porque hay unos que saben a comején con Gypsum.
Imagen random para que no se aburran =)
Si con ellos no jugaste a tu habano de pan, nunca tuviste infancia, y no sé por qué razón absurda recordarlos me trae a la mente la imagen de la Minina del Cuajinais. Ya nos pusimos medio freudianos. Ahora vamos a…
Los «Gallito»
¡Chino, pásame 3 gallito! Gallito, simplemente Gallito, porque ni el chinito le sabía el nombre, esa era la marca y aparecieron en los 80’s. Son vasitos de chocolate con pepitas de maní cubiertas de un insípido chéchere blanco. Bueno, luego de una desaparición prolongada de casi 15 años reaparecieron y nos rebobinamos en el tiempo. Siguen con el mismo sabor…y la nostalgia es tal que es como volver a morder un Mamut después de la era del hielo.
Los Besitos «Hershey’s»
¡awwwww…que cute!
Populares en las tiendas de los 80’s. Si te gustaba una pelaita te decían. -«Regalale un besito de Hershey’s». Y ahí empezaba tu amor de cholo sin tirarle una sola piedrita. ¡Eh! pausa…escribiendo me acabo de dar cuenta de que le decían besitos porque con los labios en forma de besito (más redundante, imposible) lo podemos sostener entre la bemba, o sea que los besitos se los damos nosotros al chocolate. Espero no decepcionarme con estos que compré porque la chinita me los sacó de una cajeta de chocolates Jet. Compré los originales. los de tienda y los caté minuciosamente, reconociendo que la única diferencia entre ambas muestras que eran virtualmente exactas, estaba en la ® del cintillo; la de la tienda venía más gruesa.
Mafá
Harina, sal, aceite vegetal y se me olvidó el otro ingrediente. Decir mafá es decir «matahambre» en tiempos de Lipidia*. El Mafá es el último elemento en la cadena de hambruna que nos salva de una inminente muerte en plena vía pública, después de la empanada de harina o el chicharrón de fonda. Si alguna vez no te convidaron la mitad de un Mafá, nadie te quería y si no regalaste un paquete, es que tampoco querías a nadie. El mafá es sagrado y lo seguirá siendo mientras nos golpeé la canasta básica. Ah, y no está nada mal casarlo con un refrescante cartón de bebida roja.
*Expresión que significa hambre por no tener dinero.
Y para que se caigan de la silla mientras comen mafá les vamos a revelar de donde salió esta fritura. Es del norte de China, de la comunidad de Tianjin, donde se le llama Mahua. Es una palabra cantonesa y ellos no pronuncian la «h», de modo que cuando se escribe la palabra la segunda sílaba es igual a la palabra flor, que se pronuncia «fa», mafá. Ya pueden recojer la chapa. Mientras tanto el mafa de allá viene en diferentes sabores y clases; hasta especias, nueces y más vainas le echan.
La Nucita
La Nucita apareció a finales de los 70’s y como el Gallito, también desapareció por muchos años. La Nucita tenía un aire misterioso, ningún chiquillo sabía de donde venía -claro si no sabíamos leer- o por qué había que tener tanto piquete para comérselo con su cucharita especial. Tremendas reglas de etiqueta para este caviar de tienda. Era el rival directo del extinto chocolate Pantera Rosa (pa’ quien se acuerda). Hace varios años que reapareció, no se sabe si es culpa de la película de la ardilla Alvin (extrañamos el dibujo de la ardillita original), o de la fama de la Nutella.
Muy orgullosamente me apuré a comprar este fósil del paladar chiquillístico. Con cucharita en mano, le abro la solapa y con una lagrimita lista para salir del ojo la hundo en el envase y ya repleta del manjar la llevo a mi boca y la aprieto contra mi la lengua como hacía añales atrás…cuando de repente…¡DECEPCION TOTAL! sabía a agua con azúcar. ¿A dónde se fue ese sabor tan parecido a la Nutella de hoy? ¡La verdadera Nucita sabía a Nutella! Para colmo que no sabe a la original y se dieron el lujo de encogerle el tamaño al envase a la mitad. Siento el mismo congueo de esos envases de conflei con porción para una sola persona, que más bien parecen raciones para pericos de jaula. Lo siento, me venció la emoción. Cambio.
Los chicles de moneda
Esos eran los tiempos en que cambiabamos plata de verdad por plata de mentira. Y eso me hacía sentir como romano en tiempos de la Biblia. No sabemos quién inventó esta maldad en forma de moneda. Y dijo: -«esto va a enriquecerme». Con comprar 3 monedas al día ya pedíamos cacao. La quijada te preguntaba- ¿Qué ‘tas comiendo, caña? Porque el cansancio que daban en la quijada estos chicles hacía pensar que los hacían con caucho de tractor. No hubiera recordado esta tortura infantil si no hubiesen sobrevivido al tiempo. ¡Aun se venden! La tortura con estas monedas era despellejarlas porque el chicle venía pegado al aluminio, tenías que encuerarlo con los dientes cortándote toda la bemba en la tarea. Eso era como pelar una pisvae (pifá) llena de gilletes con la boca. Pero así eran los gustos de peligrosos y culpo de esta necedad a la hiperactividad que me provocaba el azúcar.
El Sala’ito
Empecemos esto de forma científica, ya que nadie sabe que rayos es esto, más sabiendo que sólo lo venden los chinos. Así que hice mi investigación. Cuando compré mi sala’ito le pregunté a la china – ¡Chinita!, Mentira yo respeto a la comunidad china y le dije; Oiga señora, ¿Y esos sala’itos cómo los hacen?, ella me dice: -«Eso e’ una fruta que pone’ a seca y eso le echan ese polvo rojo encima.» Quedé más perdío con esa respuesta, porque hasta le pedí el nombre en chino pa’ saber y ni sabía. Bueno, ¿pa’ qué tenemos el intené?.
Al sala’ito le llaman en china «li hing mui», y significa cereza voladora, y existe desde antes del año 1900, o sea que somos privilegiados por meternos a la boca el caramelo más antiguo de la historia y no lo sabíamos. Perdón, ¿dijimos «cereza»? Adivinen qué cereza es…esa misma que venden en la sección de frutas en los supermercados. Foto plís, que no se de cuál me hablas.
¿Cómo es posible que esta jugosa y dulce fruta la transMUTEN en sala’ito?
Y para salir del asombro. Disecan esta fruta y luego le riegan encima un polvo llamado «Li hing powder» o Polvo viajero. Hecho con el pellejo de la cereza, licor de orozus o regaliz (foto), – como ando tan perdi’o como ustedes, de eso hacen esto (foto), colorante, azúcar y sal. Ya entiendo el por qué cuando comía salaito el sabor era como comerse todos los colores del semáforo. Y ya se puso seria la vaina…dice una página médica que comer regaliz durante el embarazo pone al feto bruto por el elevado contenido de cortisol, que es la hormona del estrés y que es capaz de pasarse de la madre al feto creando TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad). Hemos gastado baba, ya que es imposible que una mujer se trague unas 500 pepas de sala’ito mientras esté preñada. Y bueno, como yo era campeón en comer sala’ito quise recordar los viejos tiempos y me aventé uno. Y no sé si es que cuando los ratones se llevaron mis dientes me cambiaron la lengua también, porque no aguanté y escupí la pepa. Eso era como chuparle el pelo a las chicas super-poderosas pasadas en radioactividad. ¡Sensación pa’ Horriiiiible, ya ‘toy viejo pa’ esta vaina!
La Ostia China
Volví donde la china para ya completar mi C.S.I Burundanga. Le compro la ostia china a la china (o sea). Bueno, le pregunto- ¿Usted sabe de qué está hecha la ostia china? Ella me dice: -» Eso e’ una fruta, que es ácida y es de un palo. ¡Otra fruta convertida en golosina mutante! Le pregunté por el nombre de la fruta y nada, no sabía. Wikipedia plis…al menos tenía una pista…la ostia tenía su nombre en inglés, así que esto fue lo que salió googleando «haw Flakes»…
Esta es la inimaginable fruta el Shan Zha, del árbol del espino chino (ya tengo demasiada rima involuntaria aqui). La cosa es que las trituran, las secan y las preparan con, bla, bla, bla…y las cortan en ostias de 2 centímetros. Además también hacen ostias de 4.5 centímetros que usan para acompañar banquetes finos, también cuentan que es medicinal.
Así acabamos con este artículo investigativo de los inmortales de tu tienda. Bueno, a pesar de ponernos azucarados con este artículo, esperamos hayan disfrutado el esfuerzo periodístico que hicimos para traerles este documental callejero desde HeragTV.
Y como ñapa, lo único útil que pude sacarle a la chinita de la tienda fue preguntarle qué eran esos dos muñequitos que siempre veo en las paredes de las tiendas. Y me dice: -» Eso el de la i’quielda tu ve símbolo que tiene letra dentro, eso e’ felicida’, y eso ella otro tiene en letra e’ salud.» Creo que ese era el orden o quizás me equivoqué de muñecos.
Y si no sabías, esta es la segunda parte inspirada en Los inmortales de tu casa, o sea todas esas cosas que nunca perecerán y aun tienes en tu casa.