No es por nada que nuestro ADN comparte casi el 99% con los animales, y partiendo de ello, somos parte del reino animal y entre todo ese menjurge animal, hay cosas en las que por más que digamos que no, nos parecemos mucho a ellos.
A los pollos les encanta aglomerarse cuando viene la hora del afrecho…
…y cuando se trata de rebatiña, el arrebato en los cumpleaños es cosa de arrepinche.
¡Cuando uno saca el perro a pasear, la alegría que esa criatura coge es cosa grande!
Otra que coge el mismo jolgorio son las mujeres cuando se te suben al carro.
En la calle uno ve a los perros con el queso encima cuando las perras están en celo, eso no lo para nadie…
…el mismo caso pasa con rantan de manes enfermitos que no pueden contener la lujuría y se les olvida que son gente.
A los monos de los parques les entran unos arrebatos histriónicos por llamar tu atención para que les des su maní…
La misma vaina pasa con gente que se mete a farandulear y hacer payasadas en el yutú para que les des su «LAIK».
Para que vean que entre animales y gente no es mucha la diferencia, chao gente!