por Estamos en el siglo 21, siglo que aún no habiendo llegado, era visto desde el pasado como sinónimo de futuro, y que al llegar se vislumbró una revolución tecnológica inimaginable que ha demostrado en el presente haber cambiado lo social, lo comunicacional y lo existencial. Con esta percepción nos remontamos a los añorados 80’s para recordar de él algunas actitudes y formas de pensar muy diferentes al de la gente del presente…
Creer en OVNIs era cosa seria…
3 horas parado esperando un reply de E.T.
Los 70’s trajo una solidez al tema ovni, que apareció en los 50’s con el caso Roswell; luego en los 80’s se convirtió en #trending, películas, libros, programas de TV, avistamientos, testigos y más on los que se cubrió en la prensa panameña, por que habían abducidos que eran panameños reales o al menos así decían. En el cine se lloró con E.T., se rió con Spaceballs, y Encuentros cercanos del tercer tipo causó asombro. Por todas estas influencias era común mirar al cielo por mucho rato con la idea tener la dicha de ver pasar un ovni. Hoy día los fenómenos ovni se registran por todas partes por You Tube y no hay cuello que se doble al espacio, sino a los smartphone para ver uno, no hay tiempo para eso.
El agua embotellada no era una necesidad.
El agua de Panamá es sinónimo de pureza, y tomar del grifo sigue siendo una dicha. El agua embotellada era un producto para extranjeros que sólo se vendía en los hoteles. Pensabamos que aquel agua provenía de manantiales europeos cuidados por gnomos gracias a Evian o Perrier, marcas europeas que conocimos con la revista ¡HOLA! En esos días cuando el Panameño apagaba su sed, no había agua embotellada, pero ahí estaba el agua de Pipa y el raspa’o. Hoy tenemos muchas marcas de agua para refrescarnos, hechas con agua de grifo o río y purificadas eléctricamente. Pero un comportamiento interesante que tenemos hoy cuando se va el agua, es la masiva corredera por agua embotellada al supermercado que no la para nadie.
Ver billetes grandes era asunto de asombro, y tenerlos de orgullo.
Jugar con dinerito de monopolio era una cosa, pero sí tenías el chance de recibir un Benjamín, sea que te lo daba el banco por cambiar un cheque o de alguien que te lo ponía en la mano, no sabías que hacer con él; si contemplarlo y sobarlo por buen rato para sentir que era real o enseñárselo a los demás y restregarselos en la cara antes de gastártelo. Pero al rato te bajaba la emoción; te resignabas…la plata había que gastarla. Inventabas comprar algo grande con el billete o tenías que regresar al banco a romperlo por dólares más chiquitos. Hoy día tener cien dólares en la calle es la peor incomodidad que puedes tener, por tener que dar detalles, cédula y más papeleos para deshacerte de ellos. Es tan molesto como un peso de Martinelli.
Tu gusto musical era una extensión de tu apellido.
Juanito Salsa, Don Pin Din, Johnny Rock.
En los 80’s en cuestión de música tenías que ser especialista. Si te gustaba un tipo de música, por obligación tenías que odiar otro. Era la forma en que se identificaba, se asociaba y se segregaba la gente. Sí eras rockero y te caía mal la música pop, a odiarla; si eras tipiquero, odiabas el reggae y sí eras Rockero también el reggae. Toda una tiradera de piedras. Pero desde los 90’s con el grunge, la música techno y el cruce de géneros africanos y caribeños y cuando los artistas empezaron a hacer crossovers (a cantar en otros idiomas) todos estos sentimientos negativos empezaron a desaparecer. Hoy en día puedes escuchar lo que se te pegue al gusto y no por eso recibir bulling…hay excepciones…el trap.
Eso de la guerra de las colas te afectaba.
La TV se inundó de comrciales con esta guerra de marcas, o eras Pepsi, o eras Coca-Cola, una guerra que según la historia empezó en los 50’s donde las dos compañías peleaban entre sí para ver quien absorbía a la otra. Las compañías luego de la interminable carrera por dar a entender cual era la mejor transmitieron ese sentimiento a las masas. La gente parecía catadora de vinos, sentía que ser de una u otra Soda les reafirmaba su personalidad. Este asunto casi imitaba la política. Pero hoy día han aparecido toda clase de bebidas nuevas y los jóvenes de ahora ni saben que alguna vez hubo una guerra del azúcar líquida.
Hasta una malla de hacer ejercicios era motivo de lujuria.
Era el tabú del porno. Los ojitos tiernos e inocentes de los niños no se exponían a cosas para las que no habían sido instruídos; porque la TV no daba esos ejemplos, la TV de entonces era muy educada. El porno sólo se veía en las películas de VHS alquiladas que se traían del video-club, o cuando por accidente en alguna cinta de Los cazafantasmas se colaba alguna parte porno que se dejó descuidada por el videoclub al final del tape. Pero a veces en la TV habían otras fuentes menos fuertes de lujuria con las cuales había que poner a trabajar esa imaginación. Cosas tan simples como los programas de aeróbicos, el Show de Benny Hill, La Carabina de Ambrosio, o alguna escena de películas como Flashdance enloquecían a los machos hogareños de cualquier edad. Hoy nada de eso es un tabú y es 24/7 gracias a internet.
Estas eran las únicas armas «Peligrosas » que un niño aspiraba a tener.
Con las películas chinas de artes marciales las academias de Karate (japonés) se empezaron a llenar de súbditos, armas como los Nunckucks (buchakos) y las estrellas ninjas los niños tenían violencia instructiva, eran para defensa y las vendían en forma de juguetes. O buscabas tu pedazo de escoba y masking tape y ¡Listo! Te hacías unos buchakos, quedando la tanda de mamellazos en los codos en segundo plano, porque la cosa era impresionar a los demás. Las estrellas ninja aunque eran difíciles de conseguir y hasta medio ilegales, de vez en cuando las veías en las manos de algún pela’o. Los chiquillos de ahora; bueno…ya ustedes saben con qué juegan, plo, plo, pló!
No existían closets para salir y a nadie le importaba un comino.
Todos estos cantantes tenían algo en común…eran ingleses…si, aparte de lo que ya pensaste. En Europa la tolerancia al homosexualismo era tal que no se hacían alborotos públicos por la orientación sexual de las personas. Por lo tanto la prensa europea no hacía eco de esas cosas, sobresalía el talento musical de estos artistas y aunque los rumores existían no nos lo tomábamos a pecho, sólo a Juan Gabriel.
Todo el mundo sabía cuando veías Porno.
Los cines porno han muerto por default. Si usted quereia ir a un museo del erotismo 80’ero, iba a Cinema Arte, El Dorado o al de Calidonia. En esos tiempos si ibas en pareja, aquello parecía algo romántico, si te veían entrar y salir solo con mucha frecuencia la cosa se veía rara, podías caer en la boca de cualquier vecino que te viera en eso. No por el porno, sino por especulaciones de las cosas que ocurrían dentro; historias que no tenían nada que ver con la película, sino entre los visitantes de pelo en pecho, «If you know what I mean». Pero eso ya no se hace, y gracias ahora al internet…sí entras a los chats de Latinchat o cualquier canal dedicado a Panamá tienes que salir huyendo…Los chats de Panamá son los únicos «ready gay» de toda América, único sitio donde se pactan cosas que imagino terminan en privado y no un privado de chat.
Y le tenías miedo a la tercera Guerra Mundial.
Los medios eran muy amarillistas con la guerra fría, donde tanto U.R.S.S. como Estados Unidos se la pasaban compitiendo por quién tenía más armas. Esto no era la imaginaria guerra de la Coca-Cola y la Pepsi, había un clima tenso y real que tenía a la gente esquizofrénica. Rambo, War Games, Rocky III y un sin fín de películas anti-rusas tenían en vilo el sentimiento de sobrevivencia de la gente, sin contar el estrago sicológico que trajo una película llamada The day after, donde las bombas atómicas caían a la vuelta de tu casa.
¡Horror…! Como dice Siria Miranda.
Hoy tenemos profecías, Estados Islámicos, extraterrestres y más entidades intentando revolucionar en terror el mundo y Geeks que cada año que pasa inventan que viene un chancletazo hecatómbico, caera un asteroide o vendrán los extraterrestres y toda esa especulación nos tiene sin cuidado.
Así terminamos el compendio de cosas que hacían los 80’s tan diferentes a otras épocas. Por ahí venimos con más artículos que les llenaran las lagunas mentales y para los que nacieron después, entender lo que vivieron tu mamá y tu papá.
